Por Pedro Molina
Permítanme colgarme una medalla por el título de Vélez. No soy hincha ni el descubridor de este equipo, pero mientras la prensa calificada parecía no enterarse de tener en Argentina a uno de los mejores de América, ya hicimos mención en varias oportunidades. A comienzos de la temporada (Vélez es novedad por su constancia) y en el último mes de la revista Tres en el Medio.
Una vez quitados los prejuicios del lector, comienzo al análisis táctico, que esta vez no es con respecto a un partido, sino en este torneo. Si bien el Vélez de Gareca ya lleva dos años, cada semestre se renueva mínimamente y se fortalece. A pesar de que sea un equipo formado desde hace dos años, analizarlo por tanto tiempo sería generalizar demasiado.
El Vélez de Gareca es de la clase de equipos que al verlo, el fútbol parece más sencillo. No tiene un posicionamiento de los jugadores estrambóticos, sus figuras son –relativamente- todos y todos parecen fundamentales, pero al mismo tiempo, puede darse el lujo de rotar sin sufrir demasiado. Por ejemplo, ¿quién no quisiera tener en su equipo a Maxi Moralez? Es clave y una de las figuras, pero en el banco está David Ramírez –goleador del equipo hasta ahora-, para que no extrañen a Frasquito.
Todos los movimientos están pensados y ninguno merece una función demasiado compleja. Cubero y Papa se limitan a sumarse sorpresivamente desde atrás en ataque y ser hombres de marca en el retroceso. De la línea de cuatro del fondo, son los que más movilidad tienen –y por las bandas-. Las variantes fueron Gastón Díaz, Tobio y Bella. Sebastián Domínguez sigue siendo inamovible del equipo desde 2009 y Ortíz, tras un flojo semestre pasado, conforman una dupla durísima de gran juego aéreo.
Razotti –en su defecto Canteros- es el equilibrio del equipo en el centro. Un poco más a la izquierda y siendo el termómetro, está Víctor Zapata, criterioso, encargado de los relevos y sólo sustituible por la joyita Ricardo Álvarez de características algo más ofensivas. Por derecha, Augusto aporta vértigo y profundidad. Se adaptó de gran manera al modelo y superó ampliamente a su antecesor en el puesto (Cabrera).
Maxi Moralez, Juan Manuel Martínez y Santiago Silva completan el once ideal. Son los encargados de efectivizar lo que comienza Barovero (no descripto en la nota por cuestiones obvias). Maxi desde las diagonales y comenzando más atrás, el Burrito con las gambetas y los pase-gol de los últimos metros y el Tanque como referencia de área. Ingresaron Guillermo Franco, Vuletich y el mencionado Mago Ramírez, como variantes más repetidas.
En 90 Minutos (programa de Fox) mostraron cómo entrenaban la tenencia de pelota haciendo pases sin rival enfrente. Ahí está su clave. En tocar, tocar y penetrar cuando nadie lo espera. En ser ordenados y calmos enataque y defensa. En jugar igual en todas las canchas y situaciones de los partidos.
Gana pero no sólo por tener un gran plantel, sino por sacar lo mejor de cada uno y tener una concepción clara, una idea y un gestión que la defiende. Salió campeón Vélez y nosotros lo reconocemos. ¡Salud campeón!
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